Corrección o Castigo

Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Proverbios 22:6

Es normal para los padres tener dudas sobre los métodos de corrección y enseñanza que aplican con sus hijos. Muchas veces estas dudas se hacen más grandes cuando personas alrededor cuestionan cómo corrigen a sus hijos.

  • Si les pegas a tus hijos no actuarían de esa forma

  • Eres muy duro con tus hijos. Siempre estas regañando.

  • Eres una mamá demasiado permisiva por eso hacen lo que quieren.

Entonces, ¿Qué debemos hacer? .

Definamos corrección y castigo

La corrección es una modificación que se hace a una cosa o persona para corregir sus faltas o errores.
El castigo es una pena que se impone a quién ha cometido una falta o delito.

La corrección a diferencia del castigo busca modificar hábitos o acciones dañinas en la vida de los hijos.

Corrige a tu hijo y te dará descanso, y alegría a tu alma
Proverbios 29:17

En la Biblia encontramos ejemplos de hijos que no recibieron la debida corrección a tiempo.
Uno de ellos es Adonías (1 Reyes 1)

Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él. 

Y su padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así? Además, éste era de muy hermoso parecer; y había nacido después de Absalón.
1 Reyes 1:5-6

Aun el Rey David tuvo dificultades con la crianza de sus hijos. No actuó en los momentos en los que la corrección era necesaria y esto afecto la vida de sus hijos en forma negativa.

Padres conectados

No se trata que nuestros hijos vivan en un ambiente en el que dar vara es el primer recurso de corrección.
Es importante crear un ambiente en el que nosotros como padres estemos conectados con nuestros hijos, entendemos sus necesidades para guiarlos y que puedan diferenciar lo que está bien y mal.

Nuestros hijos necesitan parámetros de disciplina que puedan entender y seguir. Deben tener expectativas claras de las medidas de disciplina que tomaremos como padres.

Reconocer

Le voy a pintar una imagen muy común en toda vida familiar.

Usted acaba de preparar la cena. Su hijo llega al comedor saltando y gritando. Él está lleno de energía por lo que usted le dice: Deja de saltar cerca de la mesa, es peligroso y derramarás tu leche. Esta instrucción le dura 1 minuto al niño y de pronto esta subiendo y bajando la silla lo más rápido que puede. De nuevo le dice con un tono mas firme: Deja de jugar cerca de la mesa. Y ocurre lo que usted se temía.
Su hijo derrama la leche. Esta cae sobre el plato de su esposo y moja toda la mesa que usted muy cuidadosamente preparó para la cena familiar.

Llega el momento de actuar, usted le dice a su hijo: Estas en problemas.

Usted puede preguntarle a su hijo. ¿Por qué estas en problemas? Él probablemente le dirá: Por derramar la leche.

Ese es parte del problema pero no la acción que usted desea corregir.

Usted debe guiar a su hijo a reconocer que la razón por la cual derramó la leche fue la desobediencia.
Caso contrario su hijo mantendrá la idea que derramar la bebida sobre la mesa es el peor pecado que se puede cometer en su hogar y no verá la importancia de obedecer a sus padres en instrucciones de ese tipo.

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Si el niño no reconoce la razón que llevó a esa consecuencia solamente es un castigo y no una corrección.

La corrección es una muestra de amor

La palabra de Dios es clara respecto a la corrección. Como hijos de Dios debemos entender que corregir a nuestros hijos es pensar en su futuro, es pensar en la clase de hombre o mujer en que se convertirán.
Una acción disciplinaria puede evitar años de dolor y sufrimiento a nuestros hijos en el futuro.

Converse con sus hijos para enseñarles la verdad. Diga NO cuando sea necesario, sin importar si sus hijos realmente quieren hacer o tener algo. Cumpla lo que previamente advirtió sería la consecuencia.
Sobre todo busque la dirección de Dios para amar, edificar y corregir a sus hijos.

Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Hebreos 12:11